Curadorías

Curadorías

Sala Chela Lira – Antofagasta – Chile. Curadoría y diseño de tres temporadas de exhibiciones de artes visuales y nuevos medios. 2008- 2010

I-Boletería – Chile. Curadoría de temporadas de Danza Contemporánea, Música chilena y Ópera infantil. 2020 – 2023

Ópera Antofagasta. Curadoría de Temporadas de Ópera y música. 2011 – Actualidad.

Mi alternativa de curaduría crítica, después de haber sido aprendiz de Fidel Sepúlveda, postula una organización en situación de riesgo para revelar un arte que ocurre como riesgo, en el riesgo, no sólo riesgo intelectual de equivocarse, Sino riesgo ético de no comprometerse hacer, con el ser.

Más allá de la aventura personal década autora y autor, como ruptura que revela la hora y originalidad en cuanto novedad, es más acercarse a la frontera de asimilación de lo vital. Las propuestas van hacia la creación de continuidad, en este caso y en casi todos los casos es comunitaria; la comunidad, se dice, se encarna en los significantes que la significan. Cada vez que se percibe, se reactualiza, en cada uno, en el colectivo. En cada curaduría comparecen disponibilidad de un significante de un significado y entra en proceso del metabolismo en que cada una ayuno Y en la comunidad reformula, rectifica y ratifica su propuesta de materiales simbólicos para presenciar un sentido. 

En la sala Cheila Lira, la experiencia de ser en la frontera la vivió sin seguros la creación y cada creadora. Y la guía para preservar vitales los significantes y los significados es este dispositivo epistemológico que llamamos curaduría. Ella es la que hace avanzar la frontera hacia el horizonte de la vida, la vida hacia el norte del sentido. Las exposiciones, exhibiciones, temporadas de la sala atravesaron las fronteras académicas, las fronteras etáreas y mutaron en el ser de una comunidad más amplia en apertura a las diversidades.

Durante la pandemia, las fronteras sociales quedaron igualadas con los lindes de nuestras viviendas. Había surgido un espacio más, un territorio inmaterial que atravesaba diversas distancias en escaso segundos. La conectividad Digital se transformó en la metáfora de un decir frontera con experiencia para situarse ponderar las peripecias mayéuticas del alumbramiento artístico, creador, cómo lo fue en la plataforma I Boletería. Entregando opciones escénicas, folclóricas, musicales, de danza contemporánea, de fotografía digital como medios expresivos en este otro acontecer-frontera. Al igual que todas, esta metáfora no dijo la ventura, la aconteció, la protagonizó y produjo el alumbramiento del ser en su digitalida, psiquismo y espiritualidad, su condición racional, habitando en lo del arte y lo metafórico. Desplazamos el entre riesgoso siempre de la univocidad y la equivocaciad, experienciando el cambio y la permanencia del ser, su repliegue y revelación, su estatuto provisorio de como sí porque el que acontece la emergencia lenta de su identidad al reflejo de sus pantallas digitales.

La ópera de Antofagasta significa muchos pliegues y repliegues de curaduría. Aquí opera como reactualización (cada temporada, cada estreno, cada concierto, cada patrocinio a lo largo de los años) abriendo Nuevo surcos a las fronteras territoriales de las artes escénicas y musicales. Poniendo en acción la evanescencia y la emergencia de un territorio de sacrificio.

Cada curaduría junto a toda su semántica, devenires comunicacionales, especificidades técnicas y adaptabilidades funciona en mi fibra del el arte-vida, funciona revitalizándose con la contemporaneidad reivindicando para lo sagrado lo abstracto lo figurativo lo distraído de este ámbito por la desacralización y el sin sentidos de la actualidad. La curaduría se incorpora con la temporalidad que pasa y pesa, que sucederá Y pesará. Ese pasar y pesar nos darán la situación y el horizonte para hacer la escritura de la vida que se presencializa cuando es aprehendida como un sentido.